EL ESPÍRITU VIVIFICANTE

 

Lectura bíblica:                                                                                              Himno: 112

1 Co. 15:45      Así también está escrito: “Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente”; el postrer Adán, Espíritu vivificante.

En resurrección Él llegó a ser

el Espíritu vivificante para impartir vida

El versículo 45 dice: “Así también está escrito: ‘Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente’; el postrer Adán, Espíritu vivificante”. Adán fue hecho alma viviente por medio de la creación con un cuerpo anímico. Cristo llegó a ser Espíritu vivificante por medio de la resurrección con un cuerpo espiritual. Adán como un alma viviente es natural: Cristo como el Espíritu vivificante es resucitado. Primero, en resurrección, Él fue hecho carne para la redención (Juan 1:14, 29). Luego en resurrección Él llegó a ser el Espíritu vivificante para impartir vida (Juan 10:10). Él tenía un cuerpo anímico como Adán por medio de la encarnación. Él tiene un cuerpo espiritual por medio de la resurrección. Su cuerpo anímico ha llegado a ser uno espiritual por medio de la resurrección. Ahora Él es el Espíritu vivificante en resurrección, con un cuerpo espiritual, listo para ser recibido por los creyentes. Cuando creemos en Él, Él entra en nuestro espíritu y somos unidos a Él como el Espíritu vivificante. Por lo tanto, llegamos a ser un solo espíritu con Él (1Co. 6:17). Nuestro espíritu es avivado y resucitado con Él. Finalmente nuestro cuerpo anímico actual también llegara a ser un cuerpo espiritual en resurrección al igual que lo es Su cuerpo (vs. 52-54; Fil. 3:21).

Ahora este Espíritu es el centro

y la línea de vida de la nueva creación

El versículo 45 implica ambos la creación y la nueva creación. Adán, el primer hombre, fue la cabeza de la vieja creación. Cuando Dios lo creó, Adán fue hecho alma viviente. Esto quiere decir que él se hizo una persona, un ser humano. En hebreo la palabra para Adán significa hombre. Porque Dios creó a Adán alma viviente, su parte principal era el alma, la cual es para la vieja creación. Hoy día, en principio, si vivimos en nuestra alma, por medio de nuestra alma, o para nuestra alma, estamos en la vieja creación. EL alma es el centro y la línea de vida de la vieja creación. Una persona puede ser moral, pero si vive en el alma, todavía pertenece a la vieja creación.

Cristo al ser el postrer Adán implica una terminación y una conclusión de la vieja creación. La vieja creación termina con un hombre, el postrer Adán. Este Hombre quien terminó la vieja creación se hizo el Espíritu vivificante en resurrección. Ahora este Espíritu es el centro y la línea de vida de la nueva creación.

La vieja creación fue creada por Dios. Sin embargo, la nueva creación viene a ser no por creación sino por resurrección. Por lo tanto, el versículo 45 implica dos creaciones: la vieja creación con el hombre como un alma viviente para ser el centro y la línea de vida y la nueva creación en resurrección con el Espíritu vivificante como el centro y la línea de vida.

Negar que Cristo es el Espíritu vivificante

es lo mismo que negar la realidad de la RESURRECCIÓN

Muchos cristianos hoy en día están cortos de revelación, la visión espiritual apropiada y nos opone cuando decimos que Cristo como el postrer Adán se hizo el Espíritu vivificante. Pero negar que Cristo es el Espíritu vivificante es lo mismo que negar la realidad de la resurrección. El Espíritu vivificante es el pulso de la resurrección de Cristo. Si Cristo hubiese resucitado meramente con un cuerpo y no se hacía el Espíritu vivificante, Su resurrección no significaría tanto para nosotros. Sería simplemente un hecho objetivo que no se relaciona con la vida. Entonces puede ser comparado con la resurrección de Lázaro. L resurrección de Lázaro fue meramente un acto de resurrección, no produjo nada con relación a la vida divina, es decir, no tuvo ningún resultado con relación a la vida. Pero la resurrección de Cristo es absolutamente un asunto relacionado a la vida, ya que en resurrección Él se hizo el Espíritu vivificante.

Muchos cristianos creen en la resurrección simplemente en una manera objetiva. Para ellos la resurrección de Cristo es nada más que un acto objetivo, un acto que no está relacionado con los miembros del Cuerpo de Cristo. Aquellos que tienen este entendimiento de la resurrección de Cristo también se refieren a Su ascensión estrictamente de una manera objetiva. Ellos no se dan cuenta que la ascensión tuvo que ver con nosotros subjetivamente. Desde el punto de vista de algunos cristianos, ambas la resurrección y la ascensión de Cristo no tuvieron nada que ver con nosotros en lo que a vida se respecta. Al contrario, ambas son hechos objetivos llevados a cabo por Cristo. Ellos se aferran a estos hechos como parte de su creencia fundamental.

La resurrección fue un proceso

que produjo al Espíritu vivificante

La resurrección no fue meramente un hecho objetivo llevado a cabo por Cristo. Está bien relacionada a nosotros subjetivamente. Por medio de la encarnación Cristo se hizo hombre; Él se hizo nosotros. Por lo tanto, la encarnación fue mucho más que un hecho objetivo. Fue un proceso que trajo a Dios dentro de la humanidad. El principio es el mismo con el proceso de la resurrección. La resurrección no fue meramente  un acto en sí mismo; fue un proceso que produjo al Espíritu vivificante. Por medio del proceso de resurrección, el hombre que terminó la vieja creación se hizo el Espíritu vivificante, el elemento germinante de la nueva creación.

Muy pocos cristianos han visto que Cristo en resurrección es el Espíritu vivificante. Sin embargo, Andrew Murray entendió algo acerca de esto. Él escribió sobre esto en su obra maestra, The Spirit of Christ [El Espíritu de Cristo], en el capítulo titulado, The Spirit of the Glorified Jesús [El Espíritu del Jesús glorificado]. El Espíritu del Jesús glorificado es en realidad el Señor Jesús mismo en resurrección y en gloria. Cuando Él entró en resurrección, Él se hizo el Espíritu que da vida. Este Espíritu vivificante es la esencia para germinar la nueva creación. El elemento germinante de la nueva creación es el Cristo resucitado como el Espíritu vivificante.

La teología cristiana tradicional se opone a la verdad que Cristo se hizo el Espíritu vivificante. En la opinión de muchos, esto es herético. En realidad, es una verdad que se encuentra en lo más profundo de la Palabra de Dios. Finalmente, la verdad triunfará.

Primera Corintios 15:45 es un versículo maravilloso. Repetirlo, este versículo implica la vieja creación con el alma como el centro y la nueva creación con el Espíritu como el centro. Este Espíritu no es nada menos que Cristo, el Dios Triuno. En realidad, el Espíritu vivificante es el Dios Triuno procesado. Ahora en resurrección Él es la esencia de vida para germinar la nueva creación. Hemos sido hechos la nueva creación germinada por el Dios Triuno como el Espíritu vivificante. En La economía de Dios enfatizamos el espíritu humano y Cristo llegando a ser el Espíritu vivificante. La definición más alta de resurrección es que es el proceso por el cual Cristo, el postrer Adán, se hizo el Espíritu vivificante.

¿Hay dos Espíritus que dan vida?

¿ el Espíritu Santo y el Espíritu vivificante?

Algunos que se oponen a la reclamación que Cristo hoy en día es el Espíritu vivificante tratan de hacer un argumento del hecho de que 15:45 no usa un artículo determinado, que este versículo habla de un Espíritu vivificante y no del Espíritu vivificante. Sin embargo, el asunto crucial aquí no es si el artículo es determinado o indeterminado; es el mencionar claro del Espíritu vivificante. ¿Creen nuestros opositores que hay dos Espíritus que dan vida, el Espíritu Santo y el Espíritu vivificante? (Life Study of First Corinthians [Estudio-vida de Primera Corintios], págs. 613-615)

Referencia: Life Study of First Corinthians [Estudio-vida de Primera Corintios], Mensaje sesenta y ocho